No sé que tienen los ravioles pero hacen que tengas que buscar y buscar, no son solamente la masa puesta al servicio de una pasta... tienen que tener personalidad, espíritu propio. Todas las veces que intenté hacer un raviol busqué por el lado de la verdura, porque para mi el raviol representa el espíritu de lo fresco, lo suave e intenso. Censura de por medio en este relato, les sigo contando. Sil estuvo avocada a la masa, sus 3 huevos, sus 3 tazas de harina, su toque de aceite y la sal necesaria, la pusieron a descifrar el difícil momento en el cual se debe terminar de incorporar los bordes al corazón de la corona. Se aconseja dejar reposar la masa en la heladera. Por mi lado me dediqué a saltear la cebolla y la espinaca, procesarlas con un toque de aceite de oliva e incorporarlas a la temperatura ambiente de una ricota García. Para darle personalidad al relleno, sumamos abundante provolone rayado, sal y pimienta negra.
El resto es fácil, se corta la masa, se afina y al llenarla con su espíritu, se le dá forma y se la corta.
No queremos ahondar en la salsa, cualquiera queda bien, siempre y cuando deje expresar el intenso sabor de los ravioles.
Les dejamos un auto retrato CON-TUN-DEN-TE.
No era mi intención comentar todo, pero este post no me deja alternativa. EXCELENTE!
ResponderEliminar